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El coche autónomo llegará. Es un hecho. Los vehículos capaces de llevarnos de un sitio a otro sin que medie nuestra intervención al volante están siendo desarrollados por algunos de los centros de investigación y las compañías de automoción más poderosos del planeta. Y, además, parecen estar más cerca de lo que pensamos. Los responsables de Volvo están trabajando para tener su primer coche autónomo totalmente operativo en 2017, y Nissan ha prometido tenerlo listo y colocarlo en el mercado no más allá de 2020.
Estas son tan solo dos de las empresas involucradas en este desarrollo, por lo que podemos hacernos a la idea de que, si se cumplen sus expectativas, el coche «con piloto automático» está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, aún están en el aire muchos interrogantes. ¿Podremos conducirlos cuando lo deseemos? ¿Serán realmente más seguros? ¿Nos ofrecerán la misma fiabilidad en cualquier entorno de conducción? Estas son solo algunas de las preguntas que, por el momento, no tienen una respuesta claramente definida, pero, aun así, podemos entrever «por dónde irán los tiros» si analizamos cuidadosamente la información que ya tenemos. Intentemos arrojar un poco de luz sobre todo esto.
El objetivo: la seguridad total
La finalidad última del coche autónomo no es impedir que los hombres y las mujeres conduzcamos. De hecho, a muchos de nosotros, a los que nos gusta ponernos al volante, no nos hará ninguna gracia desentendernos del proceso de conducción. Su objetivo es incrementar la seguridad y reducir la siniestralidad tanto como sea posible, y el hecho de que dejemos de conducir será una consecuencia lógica de este avance tecnológico.
Aun así, es bastante evidente que su fiabilidad, sobre todo durante los primeros años, no será del 100%. Podemos esperar que la presencia de automatismos muy sofisticados reduzca significativamente el número de accidentes, pero se seguirán produciendo porque el número de variables que condicionan la conducción es tan elevado que se comporta como un sistema caótico. Y, por esta razón, es literalmente imposible prever todas las circunstancias que se pueden producir.
Posiblemente la solución a este problema requerirá dotar a los coches de algo parecido a una inteligencia artificial que vaya más allá de la «simple» ejecución de acciones automatizadas a partir de la información proporcionada por los sensores encargados de la monitorización del escenario de conducción. Parece algo complejo, y sin duda lo es, pero es muy probable que este coche «inteligente» llegue como evolución natural de los primeros coches autónomos que verán la luz antes de que finalice esta década.
Primero, la conducción combinada
Lo que está sucediendo actualmente con los drones puede ayudarnos a intuir qué pasará desde un punto de vista legislativo con el coche autónomo. Cuando un desarrollo tecnológico tan rupturista llega a nuestras vidas las leyes deben adaptarse para regular su utilización. El problema es que un cambio en el modelo de conducción tan grande no será bien recibido por todo el mundo, ni mucho menos, porque a muchas personas les gusta conducir y actualmente no se plantean dejar de hacerlo. Además, los primeros coches autónomos serán caros, muy caros posiblemente, por lo que no estarán ni mucho menos al alcance de todo el mundo.
Los legisladores no pueden permanecer al margen de esta realidad, lo que posiblemente provocará una laxitud en la regulación del coche autónomo que, por un lado, creará el espacio jurídico necesario para que conviva con los coches normales. Y, por otra parte, delimitará los escenarios de uso reales en los que será posible utilizar la conducción autónoma.
Si tuviese que apostar defendería que los primeros coches autónomos que llegarán al mercado también se podrán conducir manualmente, tal y como lo hacemos con nuestros vehículos hoy en día. Y en estas circunstancias es posible prever que la conducción autónoma se llevará a cabo en aquellos escenarios en los que el número de variables que determina la conducción es relativamente bajo, y no cuando la complejidad de la conducción es muy alta.
La información que tenemos actualmente es incompleta, y, por esta razón, aún no podemos dar una respuesta certera a estos interrogantes, pero el escenario inicial más creíble cuando comiencen a llegar los primeros coches autónomos es uno en el que no solo convivirán con los coches normales (esto sí podemos darlo por seguro), sino también que probablemente la conducción no será autónoma siempre.
Quien se haga con uno de estos coches probablemente podrá decidir en un principio cuándo desea conducir manualmente, y cuándo quiere activar el «piloto automático». De hecho, es probable que la legislación nos obligue a conducir de forma manual en aquellos entornos complejos en los que quizás los automatismos no sean totalmente fiables en un principio, como, por ejemplo, al circular por una vía urbana.
La conducción autónoma definitiva llegará
Como cualquier otra tecnología, el coche autónomo se desarrollará y poco a poco se volverá más fiable. Llegará un momento en el que su eficacia será tan alta que el número de accidentes en el que únicamente estarán involucrados coches autónomos será cercano a cero. Y lo más probable es que ese hito sea acompañado por una nueva legislación que priorice el derecho a la vida frente el derecho a conducir.
Esto significa, sencillamente, que en determinadas vías estará prohibido conducir de forma manual. No es descabellado pensar que poco a poco las vías en las que solo podrán circular coches autónomos superarán a las carreteras en las que será posible circular mediante la conducción manual.
Puede parecer un escenario extremo, casi apocalíptico para todos aquellos a los que nos gusta conducir, pero es creíble en la misma medida en que desde hace muchos años no es posible circular con un coche de caballos por cualquier vía. Si lo contemplamos con objetividad, esta comparación es pertinente.
¿Qué podremos hacer para conducir de forma manual a partir de ese momento? Pues probablemente lo mismo que ahora hacen todas las personas a las que les gusta montar a caballo, que, como todos sabemos, era el medio de transporte habitual hace unas cuantas décadas: dirigirnos a un espacio habilitado específicamente para desarrollar ese tipo de conducción.
En estas circunstancias la conducción tradicional es probable que sea considerada más un deporte, o una afición, que la respuesta a la necesidad práctica de desplazarnos. Pero para eso aún queda mucho tiempo. Antes de que suceda el coche autónomo tiene mucho que demostrar.
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La noticia Así será la experiencia de la conducción cuando el coche autónomo esté implantado fue publicada originalmente en Xataka por KIA .
Agradecemos a KIA
Fuente: http://bit.ly/1a8SV6e
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