Por desgracia, son muchas las especies que se han extinguido a lo largo de nuestra historia. Uno de los ejemplos más famosos puede ser el dodo, un ave que dejó de existir a mediados del siglo XVII; o el macho de rinoceronte blanco, del cual únicamente queda un ejemplar en todo el mundo.
Otro de esos tristes capítulos se encuentra protagonizado por el quagga, una subespecie de la cebra común. Sin embargo, se diferenciaba porque su pelaje no poseía rayas negras en el lomo o las patas, lo que provocó que inicialmente incluso fuese barajada como una especie única.
La culpa de su extinción parece que es la más habitual: la caza. Como afirman en El País, estos “hermanos” de las cebras fueron frecuentemente cazados durante el siglo XVII en la zona de Sudáfrica, ya que resultaba ser una amenaza para las cosechas de los colonos. Asimismo, también se usó para crear pieles y como alimento, lo que provocó su desaparición en 1883.
Sin embargo, en este caso se está intentando recuperar la especie gracias a The Quagga Project. Gracias al ADN del Quagga original y las cebras comunes, se intenta devolver la vida a un animal ya extinto. De momento ya se han logrado algunas réplicas que, aunque todavía no son idénticas a los originales, se augura que en un futuro podrían serlo.
Créditos: Frederick York
Agradecemos a José Antonio Luna
Fuente: http://bit.ly/1l2tCZH
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