Los problemas de fotografía son muy frecuentes, ya que normalmente tenemos que enfrentarnos a diferentes situaciones para las que no siempre se puede encontrar una fácil solución.
Tomar una imagen no siempre es algo fácil, su dificultad varía en función de la situación representada y nuestra intencionalidad con ésta. Por ello, frecuentemente asistimos a algunos problemas de fotografía que nos impiden obtener los resultados deseados. La cámara no es como el ojo humano, y su capacidad para adaptarse a diferentes entornos se encontrará limitada por las características del dispositivo.
Aunque ya hemos hablado de cómo hacer fotos con malas condiciones lumínicas, existen muchos más problemas de fotografía que podemos señalar, aquellos que en muchas ocasiones provocan nuestra desesperación e impotencia. Obviamente, nos vamos a encontrar ante situaciones imposibles de solucionar debido a las carencias técnicas para ello. Sin embargo, sí que podemos intentar remediarlas para, al menos, acercarnos a aquello que queremos obtener.
Falta de luz
Quizá es el problema más frecuente a la hora de capturar una imagen. En ocasiones, la luminosidad de una escena es tan escasa que, incluso haciendo todo lo posible para ello, los resultados no dejan de ser insatisfactorios. Para solucionarlo (o al menos intentarlo) podemos seguir algunas pautas:
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Utilizar la máxima apertura posible. Que en función de las características de nuestra lente, puede estar disponible cuando empleamos la mínima distancia focal.
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Aumenta la sensibilidad ISO. Pero si pasarnos, ya que una ISO elevada puede tener negativas consecuencias en la calidad de nuestra foto. No obstante, todo dependerá de la capacidad de nuestra cámara para soportar altas sensibilidades. Hay algunas que pueden emplear una ISO 6400 sin problemas, mientras que para otras es un nivel inalcanzable sin mostrar un excesivo granulado y pérdida de definición.
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Reduce la velocidad de obturación. El límite para que una foto no salga trepidada suele establecerse en 1/60, pero si tenemos algo de pulso podemos reducirlo todavía más. Asimismo, también se puede optar por colocar la cámara en algún soporte cercano, aunque debemos tener en cuenta que si los objetos de la imagen se mueven, aquello quedará registrado en la fotografía final.
Demasiado contraste
Cuando tenemos una escena muy contrastada, exponer se convierte en una tarea difícil. Si lo hacemos en las sombras, probablemente las luces quedarán sobrexpuestas, mientras que si exponemos en el punto más luminoso, las zonas más oscuras tenderán a subexponerse.
Quizá podríamos intentar encontrar una exposición intermedia, que intente mostrar la máxima cantidad de tonos posibles de ambos extremos lumínicos, pero en ocasiones eso no es suficiente. Por ello, quizá otra solución sea la del doble revelado, mediante la cual deberemos realizar dos fotografías (una para exponiendo a las zonas claras y otra a las oscuras) y posteriormente unirlas mediante algún programa de edición como Photoshop. Sin ninguna duda, creo que es la mejor opción para intentar captar la máxima información posible de la instantánea.
Fuera de foco
Los problemas para enfocar están relacionados con diferentes factores, como puede ser una baja luminosidad o un objeto situado a una distancia focal incompatible con nuestra lente. De hecho, existen situaciones donde utilizar el enfoque manual es la mejor opción, ya que el modo automático no siempre suele responder como deseamos. No obstante, también podemos aplicar algunos ajustes que nos pueden ayudar a mejorar el sistema de enfoque.
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Utilizar una apertura más pequeña. Al reducir el número f también ampliamos la profundidad de campo, por lo que aumenta la zona nítida que aparece en la instantánea. Es mucho más difícil enfocar con un f/1.8 que con un f/11, puesto que de la primera forma el espacio a tener en foco es menor.
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Enfocar en el punto luminoso. A menudo, el autofoco no funciona debido a su incapacidad para medir a qué distancia se encuentra el objeto. Esto se debe a que quizá el lugar donde intentamos enfocar se encuentra demasiado oscuro y no se capta la luz suficiente que determine la distancia focal a emplear. En ese caso, lo ideal es utilizar el enfoque puntual y localizar la zona más luminosa de aquel elemento que queremos enfocar. Si aquello continúa siendo insuficiente, quizá podríamos emplear la luz de ayuda para el autofoco o incluso arrojar luz con otro dispositivo.
Colores contaminados
Ya sea por la mala calidad del procesado o por las malas condiciones de la escena, el de los colores contaminados también suele ser uno de los problemas de fotografía más frecuentes. Éstos provocan que la imagen resultante obtenga una paleta de colores que no se corresponde con la realidad, y no solo eso, sino que también los tonos se terminan mezclando entre sí dando lugar a imperfecciones. Así, para obtener los colores más fieles posibles podemos seguir algunos consejos.
El primero de ellos podría ser disparar en RAW, ya que posteriormente podemos ajustar el balance de blancos adecuado en la edición sin que eso afecte a la calidad de la imagen. Además, al disparar en RAW obviamos un mal procesado de la cámara, la cual en ocasiones puede aplicar una reducción de ruido excesiva o demasiada saturación. Asimismo, si es posible también es recomendable que reduzcamos al máximo la sensibilidad ISO aplicada, ya que de esa forma evitaremos los artefactos en la imagen.
Agradecemos a José Antonio Luna
Fuente: http://bit.ly/1l2tCZH
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